Vie. Abr 25th, 2025
catarata

Frecuentemente cuando un paciente es diagnosticado de cataratas, suele surgir por su parte la pregunta de si la intervención va a ser inmediata. Algunos pacientes lo perciben como una amenaza vital y otros como algo banal. En este momento se hace preciso establecer un flujo de información entre médico y paciente. Lo habitual es que el paciente vaya siendo informado en sucesivas visitas de la progresión de sus cataratas y de las circunstancias concurrentes, hasta que llegue el momento de ser intervenido, en un intervalo que puede llegar a ser bastante largo (o no) desde el primer «tiene un principio de cataratas» al «debe operarse de cataratas».

Pero, ¿qué debe tenerse en cuenta en el proceso de cataratas?  ¿Es algo banal?  ¿Es una amenaza vital?

Intentaremos responder en los siguientes puntos.

1: ¿Están mis cataratas maduras para operarme?

Es una pregunta frecuente en la consulta médica. Normalmente las clínicas aplican protocolos estándar y debe valorarse la intervención quirúrgica por debajo de una agudeza visual de 0,7 e indudablemente por debajo de 0,4, ya que no debe esperarse a un aumento del riesgo de complicaciones por cambio de los medios o aumento de dureza del cristalino. Pero siempre debe considerarse cualquier catarata que ocasione un deterioro significativo de la función visual o provoque limitación de las actividades del paciente.

Se debe tener en cuenta que las condiciones de exploración en la clínica son significativamente diferentes que aquellas en las  que los pacientes desarrollan su actividad, y estas condiciones «reales» son las que deben ser tenidas en cuenta.

Algunos de los síntomas más frecuentes de las cataratas son:

  • Pérdida de visión
  • Molestia ante la luz (fotofobia)
  • Visión borrosa o doble
  • Pérdida de sensibilidad a los colores
  • Cambios frecuentes de graduación

2: Comorbilidades sistémicas y oculares a tener en cuenta.

En la decisión de la intervención influyen asimismo las comorbilidades o enfermedades concurrentes del paciente, así como las posibles afecciones oculares que puedan asociarse.

  • Enfermedades como diabetes, enfermedades metabólicas, hipertensión arterial, consumo de corticoides, etc, pueden influir y acelerar el desarrollo de cataratas.
  • Patologías oculares como enfermedad de la superficie ocular, patologías de córnea, medios, nervio óptico, retina, glaucoma, etc. pueden condicionar el momento y planteamiento de la cirugía.
  • Tipo y dureza de la catarata deben ser considerados, evitando llegar a situaciones de cataratas esclerosas y duras, o a cataratas blancas, que incrementan considerablemente el riesgo de complicaciones intraoperatorias.
  • La facilidad para la dilatación de la pupila en todos los pacientes, o el uso tratamientos para la próstata en varones (riesgo de síndrome de iris fláccido), deben ser considerados.

3: Elección de la lente a implantar.

La intervención de catarata conlleva la sustitución de la lente opacificada (cristalino) por una lente artificial (lente intraocular). Existen diferentes tipos de lentes intraoculares (LIO) [monofocales, multifocales, EDOF…]. Pueden ser seleccionadas para obtener una mejor visión a diferentes distancias, pero se debe ser consciente que ninguna asegura totalmente el prescindir de la corrección óptica postoperatoria. Pueden quedar distancias no cubiertas y que precisen una corrección suplementaria.

4: Protocolos preoperatorios.

La cirugía de catarata suele abordarse como una cirugía mayor ambulatoria (CMA). No precisa ingreso hospitalario en la mayoría de los casos, pero sí precisará de un estudio preoperatorio, un consentimiento informado, un protocolo preoperatorio y un protocolo postoperatorio.

  • estudio preoperatorio: incluye analítica, electrocardiograma y valoración previa por el anestesista. Puede incluir estudio cardiológico, respiratorio o aquellas pruebas o reconocimientos que el cirujano considere necesarios.
  • consentimiento informado, de firma obligatoria por parte del paciente, donde manifiesta haber sido informado de las características, y posibles riesgos y complicaciones de la intervención, con aceptación de los mismos.
  • protocolo preoperatorio, que se entrega al paciente con las instrucciones preoperatorias, limpieza ocular y tratamiento preoperatorio (en su caso).
  • protocolo postoperatorio, con las instrucciones y tratamientos a seguir tras la cirugía, incluyendo los datos de contacto con el cirujano responsable del seguimiento y contacto de urgencias ante posibles complicaciones.

5: Sorpresas intraoperatorias.

A pesar de que la cirugía de catarata está muy protocolizada, pueden producirse complicaciones intraoperatorias dependientes de condiciones individuales o situacionales tales como: mala dilatación, prolapso del iris, debilidad zonular, desgarro capsular, luxación de la lente, hemorragia intraocular, etc. Estas situaciones o posibilidades deben venir contempladas en el consentimiento informado y obligarán a la adopción de medidas o decisiones complementarias por parte del oftalmólogo encargado de la intervención.

6: Sorpresas o complicaciones postoperatorias.

Si bien no suelen ocurrir, pueden presentarse diferentes tipos de sorpresas o complicaciones tras la intervención tales como:

  • inflamaciones postoperatorias.
  • descompensación corneal.
  • retención de fragmentos de cristalino.
  • infecciones tipo endoftalmitis, de carácter siempre grave y urgente.
  • iritis de rebote, posible tras suspender el tratamiento antiinflamatorio.
  • queratopatía por sequedad debida a alteración de la superficie ocular.
  • edema macular cistoide puede desarrollarse en el período postoperatorio y requiere tratamiento antiinflamatorio prolongado.
  • sorpresas refractivas, que pueden surgir durante el período postoperatorio en forma de una ametropía residual. Las sorpresas refractivas deben abordarse con paciencia para permitir la neuroadaptación, y se pueden tratar con corrección óptica, intercambio de LIO y / o corrección de la visión con láser

7: Seguimiento del paciente.

El ritmo de vida actual muchas veces exige inmediatez de resultados. Los pacientes deben ser informados e los cambios refractivos postoperatorias y de la inestabilidad refractiva debida al posicionamiento y adaptación de la lente, así como de otras posibles molestias. Las quejas más comunes comunes suelen incluir el error refractivo, sequedad ocular, disfotopsias, y mala visión de cerca, especialmente en pacientes de alta demanda o expectativas visuales.

Respondemos así a la pregunta inicialmente formulada: la intervención de catarata no es un proceso banal ni una amenaza vital. Es un proceso quirúrgico en regla al que debe llegarse en función de las circunstancias, riesgos y necesidades del paciente y en el que en todo caso se hace necesario establecer una información fluida con el paciente, apoyada en protocolos claramente establecidos.

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Por jmedin

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